Un perro quería tomar agua, pero cada vez que se acercaba al lago sentía miedo porque veía su imagen reflejada y pensaba que era otro perro. El perro se moría de sed, pero no podía vencer el miedo de entrar al agua y ser atacado. Un cazador vio al perro que iba y venía. Lo cargó entre sus brazos, lo acercó a la orilla del lago y lo soltó. El perro, cuando estuvo ya en el lago, vio que todos sus miedos eran infundados y bebió con tranquilidad.
REFLEXIÓN
No permitas que el miedo se apodere de ti.